Las abejas tienen una función fundamental en los ecosistemas del planeta: la polinización.
Ellas son las más importantes encargadas de polinizar vegetales en bosques, praderas y campos de cultivo cercanos a sus colmenas. En busca de néctar y polen para alimentarse, transportan este último de unas flores a otras facilitando la fertilización las plantas.
Las abejas son las primeras en la cadena de la polinización y que el proceso de germinación de las semillas y el crecimiento de los frutos pueda llevarse a cabo.
Gracias a la visita de abejas a sus flores, las plantas multiplican la cantidad y calidad de los frutos que generan, beneficiando así a todos los ecosistemas de planeta y contribuyendo a la seguridad alimentaria y a la nutrición de las personas.